¿POR QUÉ COOPERAMOS?
¿POR QUÉ COOPERAMOS?
POR EL AUTOR MICHAEL TOMASELLO.
Cuando las personas empiezan a caminar y hablar se van
transformando en seres culturales mostrando inclinación por cooperar.
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la resolución de problemas físicos simples es un comportamiento que surge
naturalmente en los seres humanos. Hay una forma particular de ayuda que sólo
los niños practican: dar información que es necesaria para otro y es señalando.
Los infantes de nuestra especie, en cambio, brindan información con intención
de ayudar e interpretan con exactitud las intenciones informativas de quienes
los rodean; incluso comprenden las comunicaciones imperativas de manera
cooperativa. De modo que la mayoría de las comunicaciones imperativas entre los
seres humanos no son órdenes; por ejemplo, no quieren decir “dame agua” sino
algo más indirecto, como “querría algo de agua”, que es una expresión de
deseos.
Por consiguiente, al comparar
a los niños con los monos antropoides, se observan diferencias en cuanto a brindar
información. Cuando se trata de informar, en lugar de ofrecer ayuda
instrumental, los seres humanos hacen cosas que, aparentemente, los monos
antropomorfos no hacen en absoluto, Así, en el lance de compartir recursos
tales como los alimentos, los vástagos humanos parecen más generosos que los
chimpancés.
Los seres humanos, en cambio,
actúan ateniéndose a dos tipos muy generales de normas sociales, dentro de los
cuales hay muchos híbridos: normas de cooperación (que incluyen las normas
morales) y normas de ajuste al grupo (que incluyen las normas constitutivas). No
cabe duda de que la autoridad y la reciprocidad desempeñan un papel importante
en el respeto que tienen los niños por las normas sociales. Es necesario
reconocer en este punto que incluso los niños pequeños tienen algún atisbo de
la intencionalidad compartida, en otras palabras, que forman parte de una
intencionalidad “nuestra” más vasta.
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